El acercamiento de los presos de ETA.
Parecería que trasladar a los presos de la banda terrorista ETA a sus lugares de nacimiento y donde tienen a su familia fuera un crimen nuevo contra sus víctimas.
Hasta el flamante líder de la oposición lo considera una “línea roja” al mismo nivel que la independencia de Cataluña.
Creo que su cálculo es electoral y además su partido lo hizo en tiempos pasados.
Todos los presos tienen derecho a las relaciones familiares como base de su obligada, por constitucional, reinserción. Difícilmente alguien avanzará en su resocialización sin relación familiar mediante y lo que la misma supone e implica.
La pena que se les impuso fue la privativa de libertad y ninguna otra.
Las familias de estos internos no deben hacerse cientos de kilómetros para ir a verles pudiendo hacerlo en otros centros penitenciarios más cercanos.
El razonamiento que se esgrime de que las víctimas sólo pueden ver a sus familiares que fueron asesinados en el camposanto es pura demagogia: precisamente por esos hechos están privados de libertad.
La dispersión de terroristas fue un instrumento en la lucha antiterrorista en clave de castigo añadido y para que no se juntaran determinados presos en la misma prisión (estar juntos impedía tomar decisiones personales en el abandono de la lucha armada).
¿Qué razón de ser tiene esa lejanía ahora cuando ya no existe la citada banda terrorista?
Persistir en esta dispersión supone aplicar el “Derecho penal del enemigo” y eso no es posible en un Estado de Derecho.