Mediocridad imperante.
Defendí a una persona dirigente de un banco que por querer ganar dinero rápido (con esos malditos y fugaces instrumentos financieros que ellos mismos comercializan) cayó de la “cuerda floja” que le venía manteniendo. Muchos años después ha ingresado en prisión con una pena que no supera los tres años y le han denegado -casi