Mis comienzos en la profesión (I)
Recuerdo cómo en la antigua prisión de Carabanchel, hoy reconvertida en un vergonzoso y cruel centro de internamiento de extranjeros –nuevos presos por el hecho de no tener una invitación en regla al festín de occidente, a nuestro mundo de opulencia y lujo–más de una vez me crucé con una familia a la que acababan de