Juana Rivas o las malas compañías.

Juana Rivas o las malas compañías.

Cinco años de prisión es la condena a esta madre que escondió a sus hijos del otro progenitor desde un asesoramiento infame.

Un coro de palmeros que no ingresará en prisión y que octavillas y pancartas mediante llegó hasta el anterior Presidente del Gobierno, que mostró  una solidaridad inusual con quien había presuntamente delinquido.

Mal asunto es que se publicite un tema de una forma tan irracional y virulenta.

Son esos desoficiados, que merodean siempre por los juzgados cuando hay causas mediáticas, los que prenden la mecha de la solidaridad mal entendida.

En la foto que ilustra estas letras acompaña a la ahora condenada una de las verdaderas culpables (que ha sido además querellada por el Colegio de Abogados de Granada por intrusismo profesional y que alentó los hechos por los que ha sido ahora condenada Juana).

Se convirtió en su sombra frente a las cámaras, actuó presuntamente como abogada no estando colegiada y si existiera un efectivo ingreso en prisión desaparecerá de su vida (y es que así actúan estos canallas ávidos de fama).